sábado, 4 de agosto de 2007

viernes, 29 de junio de 2007





Existen varios indicadores del nivel de la mortalidad, tales como la tasa bruta de mortalidad, las tasas de mortalidad por edades, y la esperanza de vida al nacer. Si bien es cierto que el primer índice es el más asequible, solamente se usa como un indicador de la reducción de la población por efecto de los fallecimientos, no es el más adecuado para medir los niveles de mortalidad ni menos para realizar comparaciones del nivel entre poblaciones con distinta estructura por edad. En cambio, las tasas de mortalidad por edad y la esperanza de vida al nacer, se usan con más propiedad en la determinación y comparación de los niveles de mortalidad, independientemente de la estructura por edad de la población, el problema con el que se tropieza, en este caso, es la falta de información de las defunciones desagregada por edad y sexo.

La fuente tradicional para conocer la magnitud de las defunciones por edad y sexo es el Registro Civil, cuyos datos relacionados con la población, proveniente del censo, dan tasas de mortalidad. Estas tasas que podrían mostrar una estructura aceptable de la mortalidad por edad, subestiman el nivel de este hecho vital debido a la alta omisión de muertes, lo que invalida la información proveniente de esta fuente para conocer los niveles reales de la mortalidad.
En el país se han realizado intentos en operaciones censales (Censo de 1972) para captar información sobre el total de muertes, mas no sobre la estructura por edad, los resultados no fueron los esperados por factores relacionados al propio instrumento de medida, desde que faltó precisar el tiempo de referencia de las "muertes ocurridas en lo doce meses anteriores al día del censo", pues quedaba al entendimiento del informante el considerar las fechas correspondientes a esos doce meses, lo que podría conducir a considerar muertes para lapsos mayores o menores de doce meses, es decir a sobreestimar o subestimar la frecuencia de muertes del año anterior al censo.



La ENAHO 98-2, en el Capítulo 800. Aspectos Demográficos, considera una forma práctica y sencilla para obtener información sobre la edad, sexo y año de fallecimiento de una o más personas en el hogar la que debería ser replicada en las próximas encuestas, sobre todo en el censo del 2000, para disponer de suficiente información para realizar estudios sobre la estructura por edad y sexo de la mortalidad.